10/1/10

La misión de Jesús en la historia


Jesús con su bautismo en el Jordán comenzó su misión y su vida pública. Él no necesitaba conversión ni recibir el bautismo de Juan, pero quizo empezar acompañando a los pecadores, que buscaban el camino del perdón.
El Bautismo es la gran teofanía en que se reveló la Trinidad: el Hijo, en la persona de Jesús de Nazaret, que está en el agua; el Espíritu Santo, en forma de paloma, que se posó sobre su cabeza; y el Padre mediante la voz: “Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco”.
Como dijo Juan Pablo II, "Después del bautismo en el Jordán, Jesús comienza a cumplir su triple misión: misión real, que lo compromete en su lucha contra el espíritu del mal; misión profética, que lo convierte en predicador incansable de la buena nueva; y misión sacerdotal, que lo impulsa a la alabanza y a la entrega de sí al Padre por nuestra salvación (Catequesis de su S.S. Juan Pablo II durante la audiencia general de los miércoles, el 3 de junio de 1998).
San Basilio Magno, con respecto a este hecho señaló, que "el bautismo tiene una doble finalidad: la destrucción del cuerpo de pecado, para que no fructifiquemos ya más para la muerte, y la vida en el Espíritu, que tiene por fruto la santificación; por esto el agua, al recibir nuestro cuerpo como en un sepulcro, suscita la imagen de la muerte; el Espíritu, en cambio, nos infunde una fuerza vital y renueva nuestras almas"

Trabajo y metodología misionera

Jesús tuvo como misión principal: salvar a la humanidad. El mismo presentó y sintetizó su misión en cinco puntos en la sinagoga de Nazaret: El Espíritu de Dios está sobre él y fue enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor (Lc 4,18-19).
Jesús tenía como objetivo bien concreto: revelar e instaurar el Reino de Dios en este mundo, que fue el tema central de su predicación.
Las grandes líneas de trabajo se resumió en cuatro aspectos principales: recorrer los pueblos y ciudades como predicador itinerante; proclamar el Reino de Dios y la Buena Nueva a todos; enseñar una forma de vivir basada en el amor a Dios y al prójimo; curar a los enfermos y desvalidos sin exclusión.
Su método de trabajo fue ver y conocer la situación de los hombres donde vivían; meditar y analizar los hechos para luego juzgar; y actuar ofreciendo nuevas alternativas de vida.
Jesús, consciente de la urgencia de su misión, se preocupó en buscar y formar discípulos y misioneros, para que, a ejemplo de su Maestro, orienten y trabajen para que todos los pueblos y las personas encuentren su liberación.
Jesús con su nacimiento y misión nos enseñó un nuevo estilo de vida. Hoy, su ejemplo y sus enseñanzas nos deben motivar a todos los bautizados y misioneros a seguirlo, para anunciar los valores del Reino a tantos hermanos que todavía no han recibido a Dios en sus vidas.

 

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