Benedicto XVI dijo hoy que el peligro más grave para la Iglesia no está en las persecuciones religiosas, "sino en el mal que corrompe la fe y la vida cristiana de sus miembros".
El Pontífice hizo estas manifestaciones en la misa que ofició en la basílica de San Pedro del Vaticano en la solemnidad de Pedro y Pablo, los patrones de la Iglesia Católica, durante la que impuso el Palio, símbolo de comunión con el Obispo de Roma, a 38 arzobispos, de ellos once iberoamericanos.
El Obispo de Roma afirmó que en los dos mil años de historia de la Iglesia los cristianos han sido sometidos a numerosas pruebas, muchas de ellas auténticas persecuciones, pero que a pesar de ello esos sufrimientos no constituyen el mayor peligro para la Iglesia.
"El daño mayor proviene de todo lo que contamina la fe y la vida cristiana de sus miembros y de sus comunidades", afirmó el Papa, que citó entre esos peligros "que amenazan seriamente a la Iglesia" a la división de los cristianos, la incoherencia y la infidelidad al Evangelio.
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